Ti era un hombre muy apuesto, guapo, con grandes gustos musicales y lleno de bondad y sinceridad. Mi, en cambio, era lo opuesto, era una mujer, no fea, sino del montón, de los mismos gustos musicales, pero completamente perdida en esta ciudad llamada Mundo. Mi estaba desorientada, mientras que Ti, sabía en cualquier momento dónde debía estar.
Ti quería mucho a Mi, pero ésta no tenía muy claro lo que él significaba para ella. Todo hay que decir, que Ti y Mi no vivían en el mismo lugar, sino que unos cuantos centenares de kilómetros les separaban, lo que hacía más difícil aún que pudiesen encontrarse a menudo. Es verdad, que hablaban mucho vía internet y móvil, pero todos sabemos que no es lo mismo.
Llegó un momento en el que Ti se cansó de esperar a que Mi terminase de aclararse, por lo que la dijo que o lo tomaba o lo dejaba, que de ser así, tenía que arriesgarse. Apostar por su propia relación. Mi estaba muerta de miedo, era una perra cobarde, y lo sigue siendo, de hecho. Mi dijo que necesitaba un poco más de tiempo para pensar, y Ti se lo concedió.
Durante ese tiempo, Ti no paraba de deleitar a Mi con sus grandes y preciosos detalles. Es verdad, un chico detallista gana mucho, la estaba intentando convencer. Ti le recordaba el momento cuando se conocieron, no se llamaron nada la atención al comienzo, pero luego... todo salió a relucir, pero ninguno se atrevió a dar ese paso, ese fue su problema.
Mi decidió que no podía empezar nada a tanta distancia, por lo que ambos, estuvieron un tiempo sin contacto, lo que hizo que enloquecieran. El pobre Ti, dio el primer paso, llamó a Mi, y le dijo cuanto la echaba de menos, cuán largos se le hacían los días sin saber de ella. Mi no sabía que contestarle, ella justo ese fin de semana se había liado con otro chico. Este chico no era su chico perfecto, no le conocía de nada, sólo le parecía atractivo. Ti era el chico de sus sueños, y ahí estaba demostrando que la quería. Ti sabiendo todo lo ocurrido no se cansó, ni tiró la toalla, lo que a Mi le fascino.
Mi estaba hecha polvo, no sabía si había obrado bien. Sabía que no estaba saliendo con Ti, de hecho, ni siquiera se habían besado nunca. Abrazos había habido, pero claro, el uno pensaba que el otro no le iba a corresponder. Falta de comunicación ya desde el comienzo.
En estos mismos instantes, Ti sigue intentando convencer a Mi de que la distancia no le va a parar, y que en nada se van a ver. Siempre han coincidido en festivales veraniegos, y este año no va a ser distinto. Mi desea ante todo no perderle, aunque queden finalmente como amigos. Le necesita, se necesitan.
Aún no hay fin. No hay fin de Ti y de Mi.
Historia NO-basada en la realidad (apenas)
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