Este fin de semana me ha dado cuenta, aunque ya tenía una ligera sospecha, de que la perfección no existe. Al menos, no en un grado exponencial medio.
Esto no tiene nada que ver con las jugarretas que Murphy se dedica a ir haciendo a todas horas por todo el mundo, aunque los ignorantes lo relacionan directamente con el.
Te levantas y te encuentras con un día un tanto nublado, parece que no ha llovido, lo que ya es motivo de alegría. Ves que es sábado y que no tienes por qué madrugar, pero lo haces, te sientes realizada poniéndote a estudiar. Tras la mañana de estudio bastante productiva, vas a casa de tu abuela a hacer la comida con ella, comes y luego una partida a las cartas, como en los viejos tiempos.
Te das cuenta de que hay ensayo, vas, y ves que todo el mundo está desconcentrado. Intentas hacerlo lo mejor que puedes, pero no es suficiente. Resultado: una pena de ensayo.
Intentas olvidar el fracaso preparándote para la noche, te pones tus mejores shorts y la camiseta amarilla nueva que tanto te gusta. Cenas Bacon Crispy con tus amigos más preciados, y comienza la noche.
La noche empieza muy bien, un directo de Love of Lesbian vía teléfono, 1999, y con una ronda de chistes de las que hacía mucho que no escuchaba. Terminamos el mero "botellón", por así decirlo.
Una de tus amigas, no controla, va de baso de tubo lleno de whisky, a el siguiente, y el siguiente. Resultado: a dormir cuanto antes.
Esto rebaja un poco la noche, pero ya sabes, siempre tienes otra oportunidad. De vuelta a la fiesta, te das cuenta de que, en realidad, no había sido mala noche, y que lo estabas pasando genial.
Al final, te das cuenta de que ha sido un gran día, a pesar de fracasados ensayos, y un incidente nocturno con la bebida. Y sólo te queda despertarte el domingo, con "Mi mundo que es mi realidad".

"El sueño" - Picasso
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