Soy una bomba que ha caído a la Tierra sin explotar. Parece que todo está calmado, pero quién sabe qué será lo que me ponga en funcionamiento. Hoy he estado a 3 segundos de una hecatombe, ¿por qué la vida me da razones para desconfiar?
La vida se para durante mis momentos de ira interior que pocas personas saben decodificar. ¿Alguna vez has pensado en dejar de hacer todo lo que haces? Muchas, demasiadas, pero me puede el miedo de que eso haga que los que merecen tener mis detalles, dejen de tenerlos. Así va el mundo.
Me siento utilizada, y es lo peor que he sentido en mucho tiempo. Prometo cada día que esto va a acabar, pero con el nuevo sol matutino me doy cuenta de que no es así. "No soy buena persona, no soy buena persona, no soy buena persona." Intento auto-convencerme de que esto es así, para volverme algo reacia a los favores pedidos y no pedidos. Al fin y a cabo, los seres humanos actuamos por impulso, y esto, señoras y señores, es lo que mueve el mundo. Ahora mismo el mundo está parado y yo soy una hormiga que intenta hacerlo girar. Gracias, humanidad, por vuestra ayuda.
Pero no todo está perdido, hay luz al final de este larguísimo túnel.Al menos hoy he llegado al final del túnel diario, con una desahogada total y absoluta con lágrimas ahogadas incluso antes de salir. Al menos, ella está ahí siempre que la necesito, y la cabrona parece que sabe cuando lo necesito. Será que me ha calado. La mejor forma de acabar un día de mierda es comprando unas entradas de concierto y que el camarero te fichee, y encima desahogándote antes, durante y después.
¿Pero qué más da ésto? Sé de buena mano que mañana va a ser un día igual o peor que el de hoy. No sé si merece la pena levantarme. Ah, no, es verdad, tengo sorpresas que preparar. La diferencia es que, por una vez, no estoy sola. Les tengo, a ellos, a los de siempre. Sé que si yo les digo "ven", ellos vienen, y encima, me traen buenas pelis, palomitas y sidra. Ellos son así, son como yo. Son un trío particular (como mi patio).