¿Sabes ese momento en el que en una tarde soleada ves algo a contraluz y te sientes bien y sonries? Creo que necesito un momento así, aunque sea para sentirme estúpidamente feliz para el resto del día. Es como despertarte el día de Navidad, aun sabiendo que tus regalos son colonias o ropa interior. Te sigue haciendo ilusión. Son días especiales en los que casi te obligas a estar feliz, o algo así.
Creo que hoy quiero tener uno de esos días en los que cualquier chorrada te hace sonreir, esos días en los que pareces atontada, como si te hubieras enamorado perdidamente de alguien. Ayer al final no fue un día tan malo, las cosas se fueron arreglando, y por fin, no fui yo la primera en actuar. Es un logro, creo.
Esta tarde voy a hacer que sea una de las mejores del verano, me lo propongo. Sólo habra lagos, marismas, zonas verdes y amarillas, madera, chicas, cámaras, moda y fotos. Creo que no necesito nada más para ser feliz. Iré otro día al mismo día sola a leer un rato, o quizás a empezar un nuevo proyecto que tengo en mente.
Sigo en busca de un sheriff para el cajón de mis bragas, de momento la búsqueda no está siendo muy fructífera, aunque los candidatos van y vienen como Pedro por su casa. Pero también es verdad que una vez que salen, no vuelven a entrar. Digamos que es un cajón de bragas con un cartel de luces de león que dice "VIP"
No hay comentarios:
Publicar un comentario