Mi Banda Sonora.

Mi Banda Sonora.
Pincha y disfruta de un orgasmo musical.

martes, 16 de febrero de 2016

No, It won't be long

Hoy me he sentido una de las personas más solitarias del universo. Hacía bastante que no tenía esta sensación, mirar hacia mi alrededor y no ver nada, ni siquiera motas de polvo que armonicen con las pequeñas corrientes de mi respiración. He tenido a mucha gente cerca pero a pocas personas conmigo a las que sienta parte de mi y mi mundo, aunque lo tuviera y existiera.

Cuando me pasa esto respiro con fuerza, para ver si algo se mueve y me hace sentir algo, lo que quiera que tenga que sentir. Por no sentir, no siento ni el frío, ni el calor, ni cuando cae la nieve en mis pestañas. ¿Sabes lo peor de todo esto? Que me estoy arrepintiendo que cada tecla que pulso, porque se que alguien lo leerá y pensará "esta chica lo tiene todo y se ha atrevido a quejarse de su maravillosa y perfecta vida". Y tenéis razón, por eso quiero irme, escapar de la tinaja que me atrapa aunque sea yo misma quien cierre la tapa cada vez que la abro.

lunes, 24 de marzo de 2014

Tannhauser

¿Sabéis de qué hablo cuando digo que las horas son eternidades y las nubes están paralizadas? Lo bueno pasa rápido y lo peor es soporífero. Cada parpadeo es un escalofrío, cada respiración es parte de una ópera de Wagner, sí, eterna. Cuando el tiempo pasa despacio y tienes tanto que hacer, la pila va acumulando tareas estúpidas pero que hay que acometer. ¿Acaso no es la mejor opción dormir? Pues eso.


lunes, 24 de febrero de 2014

Café, papel y pantalla.

¿Sabéis como se siente el que no sabes que más hacer para que todo a tu alrededor funcione? O al menos lo que importa. Ahora mismo me encuentro en un bucle: libros - series - café - películas - apuntes - almohada - dormir... y vuelta a empezar. Sabes que no funciona y ves que al resto le da igual. ¿Por qué iba a ser yo la heroína de este cuento convertido en drama?
Me he rendido y lo peor es que todos antes que yo también lo han hecho. ¿Quién queda para salvarnos? Nadie, porque a nadie le interesa. Me quedo en mi burbuja en bucle, para olvidar todo lo demás. Sufro en silencio porque de nada sirve que nadie me oiga. A estas alturas mejor guardar el aliento y las fuerzas, porque viene tormenta. 
Todos y Nadie tienen la culpa, y es Nadie el que se va a ocupar de esto. Hasta entonces, vuelvo con mi almohada y mi escritorio, dónde mi vida si funciona. Se ve que solo me va bien en la vida individual, en la que es necesario estar sola y competir. Llegarás lejos, dijeron. 

miércoles, 8 de enero de 2014

Eres el rey cuando encuentras la belleza oculta

Veo una bandera blanca al fondo, tan solo es un atisbo. En cambio, me encuentro en la parte más oscura del universo, dónde apenas se puede sentir nada. Realmente nadie de los que aquí están entienden el significado de esto. ¿Incomprensión? Puede que sea algo parecido, en cambio, dicen que todo renace, que a una crisis o supuesto fin del mundo le sucede una recuperación y periodo de esplendor. (se nota aquí mi vena historiadora)

Envidio en cierto modo a aquellos que saben entresacar la belleza de todas las cosas, incluso de aquellas que, a mi parecer, no tienen nada salvable por dentro ni por fuera. ¿Tremendista y dramática? Mucho, pero no en cuanto a esto.  Ejemplo de esto es Gros cuando pinta a Napoleón, hace hasta que me parezca guapo, apuesto y con buenas intenciones. 

Tras meses y meses sin escribir, he de decir que mi vida no mejora, a caso, empeora. La preocupación se apodera de mi, y yo trato de apagarla con estudio, tareas, siestas y series o películas. Tras un mes de catarros, fiebres y gastroenteritis, físicamente vuelvo ahora a la vida, pero no en el plano psicológico.

Me siento sin fuerza. ¿Qué viene después de perder toda esperanza? La fase de lloros incontrolables también la estoy pasando, aunque siempre ha sido una constante en mi vida. Me encantaría poder viajar al futuro, inmediato o remoto, para ver si esto algún día mejora. Mi barco no es que vaya a buen puerto, es que sigue naufragando. Meses y meses de hastío y soledad. Aquí seguimos sin sentir nada excepto soledad, cuando realmente es la época que más acompañada estoy. 

Siento pasión y devoción por mi cama y mis libros, que, al parecer, son los únicos que me saben soportar y llevar ahora.


jueves, 17 de octubre de 2013

Se buscan sentimientos.

Cada día que pasa me río más de mi misma. Comienzo a darme cuenta de que mi propia condición me incomoda, estoy totalmente condicionada. Los aparentemente valientes decimos que la felicidad está estereotipada. Pero, ¿y si no es así? Quizás es otra broma barata y eficaz del auto-engaño. 
Me encuentro en el medio de la nada. Sí, si, la NADA, porque es eso lo que siento ahora, nada excepto soledad, que yo misma busco, en parte.
Ver que todo a tu alrededor marcha, como la seda, de hecho; y que tú te quedas atrás sudando y dejándote las uñas en el intento. Es cómo cuando en la autopista pones el intermitente para adelantar, pero no llevas la velocidad suficiente. Y no, ahora no me vengáis con esas de "poco a poco se forja un imperio", porque el imperio me la pela. Yo tan solo quiero vivir lo mejor que pueda, y disfrutando, lo cual ahora mismo no es lo que está sucediendo. Lo mismo me lo estoy buscando, lo mismo no; pero es un hecho que algo va mal, porque si no, no tendría agujetas cada mañana al levantarme, pensando que cada día es una ronda más de lucha interna (y externa).
Como ya digo, me río de mi misma, pero me río por no llorar. No soporto el llanto, ni siquiera en soledad me hace sentir algo. Quiero sentir ALGO: ira, devoción, cariño, amor, decepción... cualquier cosa, menos lo que tengo ahora. Solo siento soledad, pero no con los demás, sino conmigo misma. Lo cual, no sé qué es peor y se lleva la palma.

lunes, 14 de octubre de 2013

Momento explosión de las 15:50 un lunes de octubre.


Que el mundo sea el conquistador, no el conquistado.

Quiero que me incite a pecar, para poder romper a pedradas los cristales a la monotonía. Pero que no me deje tirar sola la primera piedra. Y que no me señale con el dedo después, porque su dedo y el mío estén apuntando siempre hacia el mismo lado. Quiero que desengrase mi veleta oxidada y la gire hacia un lugar seguro.
Que se ponga su mejor luna para hacerme sentir una persona con estrella esta noche después de un día nublado como este. Como todos.
Quiero que el Mundo me mire con cara de enamorado.
El poso frío del café del desayuno lleva gritándome al oído desde que ha salido el sol esta mañana. Se ha compinchado con cada uno de los minutos que abandoné la cama ayer, y me están haciendo la vida imposible. Ni siquiera la almohada querrá acostarse conmigo esta noche. Es tan triste...
Tan triste como que no puedo dejar de pensar en todo el tiempo que tiro a la basura cada día desde que tengo des-uso de razón; ni en la cerveza que no me tomé la madrugada del sábado, ni en el tequila que dejé huérfano porque no quería tomar sin sal y limón. Y no logro llegar a comprender por qué ahora la vida se empeña en darme limones cada minuto, si ya no queda tequila.
No comprendo por qué las cosas que dejamos a medias nos persiguen para atormentarnos. Lo que sí comprendo es que las mías me arrastran a la hecatombe.
Voy a ir al Infierno. Está claro.
Lo que no está claro es por qué se está prolongando tanto la estancia en el Limbo, y tanta espera me está empezando a tocar la moral que todavía me queda.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Fiesta de bienvenida en las Galápago

Escribiendo en el ecuador de mi segunda década me doy cuenta de que todo lo que he "prometido" anteriormente no lo he cumplido. Me di cuenta ayer, más bien, cuando en 5 minutos casi una decena de personas me clavaba un puñal con cada palabra que me dedicaban. Qué fortuna la mía, ya veis. A veces creo que la gente se queda solo en lo superficial, sin preguntarse ningún porqué. Hay que tener cuidado ya no con el cómo (obviamente que si), sino con lo que se dice. Quizás ahora, con la moda pasajera de los super-héroes, nos creamos ahora todos Superman o Wonderwoman. Nada duele y nada importa.

 A veces creo que son solo imaginaciones mías y que soy yo la que es extremadamente frágil internamente como para soportar todo lo que ocurre a mi alrededor, que incluso ni me incumbe, en ocasiones. Aún así vuelvo a involucionar: paso de ser ratoncita (cervatilla en algún caso) a ser, de nuevo y con carácter indefinido, una tortuga de caparazón gordo y marrón. A lo mejor así soy capaz de centrarme en lo que realmente importa y dejar que todo me golpee sin miedo a desencajarme. Bienvenidos 20 años, comienza la fiesta de la supervivencia.